domingo, 28 de marzo de 2010

Mandalas


"Los mandalas son esquemas sagrados que representan la estructura del universo"

La palabra mandala proviene del sánscrito, y significa Círculo Sagrado. Es un símbolo sagrado de sanación, totalidad, unión, integración, el absoluto.
Un mandala es básicamente un círculo, es la forma perfecta, y por ello representa el símbolo del cosmos y de la eternidad. Representa la creación, el mundo, Dios, el ser humano, la vida. Podríamos decir que todo en nuestra vida posee las formas del círculo. Desde el universo (el sol, la luna, los planetas) hasta el esquema de toda nuestra naturaleza, los árboles, las flores, etc.
Los mandalas han sido usados por los grupos espirituales desde hace mucho tiempo atrás. Observar o dibujar mandalas puede ayudar a curar la fragmentación psíquica y espiritual, también nos ayuda a manifestar nuestra energía creativa y a reconectarnos con nuestro Ser.
Cuando nosotros trabajamos con los mandalas, es decir, si los dibujamos, si los pintamos, si caminamos sobre ellos etc. esto puede ser cómo un viaje hacia nuestra esencia, iluminando zonas del camino que hasta entonces habían permanecido obscuras y hasta ese momento ocultas, permitiendo que brote la sabiduría de nuestro inconsciente.
Según Carl Jung, los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente. Afirmó que el arquetipo de estos dibujos se encuentra firmemente anclado en el subconsciente colectivo.
El mandala es una especie de reflejo interior. La posibilidad de cambio esta siempre presente. Se trata de mirar con los ojos del alma. Los colores hablan. Vibran con una frecuencia determinada. Cuando un color es integrado a otro, son como las notas musicales que juntas producen una sinfonía. Su complejo mensaje llega de forma instantánea a nuestra comprensión intuitiva.
La mejor lectura de un mandala se lleva a cabo con las "sensaciones" que este despierta en quien lo observa.

Fuente 1, Fuente 2, Fuente 3.

miércoles, 10 de marzo de 2010

La poesía si es que existe

El poeta que no escribe escuchando su voz es un hombre acabado.
El hombre que habla con las palabras de otros es un calco de su derrota.
El poeta que piensa sólo en poesía cuando habla es un simulador que no sabe cómo colocar sus manos, el hombre que cierra los ojos es la imagen del sueño descubriendo su propia derrota.
El poeta que quiere ser a todas horas poeta es un hombre mezquino tras un sendero de falsos prestigios.
El hombre que sólo a veces se siente poeta es igual de mezquino, pero se sabe a salvo cuando descubre el pensamiento en fragmentos que retratan su vida con descaro.
¿Por qué quieres escribir de la soledad cuando no amas?
¿Por qué hablas de la vida si hace tiempo que estás muerto?
El poeta que mira a otro lado es un libro abierto con la cobardía de su tiempo.
El poeta que mira con los ojos abiertos encuentra al hombre midiendo el tiempo y la vida que se vislumbra a cada paso.
El poeta que persigue su voz con el error de su sentimiento verá la luz aunque le llegue el silencio.
El hombre que se retrata en silencio conocerá su afonía y su lamento, un grito que la poesía llenará de eco en cualquier momento.
¿Por qué entonces se huye del hombre como se huye de la poesía?
¿Por qué la poesía finalmente muestra la felicidad que no acontece?
El que no escucha al poeta es un cuerpo a la deriva.
El que no encuentra la vida, un poeta sin futuro con el semblante de un hombre perdido.

Kepa Murúa.